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El impacto del consumo tabaco en el tratamiento oncológico


La adicción al tabaco juega un papel crucial en el tratamiento oncológico. Al abordar esta problemática es fundamental que se consideren las variables psico-emocionales del paciente además de los aspectos físicos. Los comportamientos adictivos, como el consumo de tabaco, podrían reflejar problemas en la esfera emocional, traducidos en síntomas de ansiedad, depresión y sentimientos de culpa debido al estigma percibido.


Los pacientes que intentan dejar de fumar después de un diagnóstico de cáncer afrontan desafíos significativos. El estigma y la culpa son barreras importantes; muchos pacientes se sienten responsables de su diagnóstico debido a su hábito de fumar. Además, el proceso de adaptación y el agotamiento emocional pueden dificultar la decisión de dejar de fumar. No obstante, algunas personas pueden encontrar en su diagnóstico una motivación adicional para abandonar el tabaco y mejorar su salud.



Entre las técnicas más efectivas para ayudar a los pacientes a dejar de fumar incluyen técnicas cognitivo-conductuales. En este sentido, según la Lic. en Psicología, especialista en Psicooncología, Fernanda Montaña, integrante de nuestra Área de Acompañamiento al Paciente, afirma que “Algunos recursos para afrontar la cesación tabáquica pueden ser; identificar variables asociadas al hábito de fumar preparar el proceso de cesación tabáquica, elegir una fecha específica y buscar apoyo profesional y social, como así también deshacerse de cigarrillos y objetos relacionados con el tabaco antes de la fecha elegida, tener sustitutos orales disponibles y establecer un plan con la ayuda de profesionales”.


El apoyo psicológico es importante para los pacientes que desean dejar de fumar. Consultar con profesionales de la salud, unirse a grupos de apoyo y utilizar materiales de ayuda, líneas telefónicas y aplicaciones puede facilitar el proceso de cesación tabáquica.


En caso de pacientes que fuman mientras atraviesan un tratamiento, el consumo de tabaco puede afectar negativamente su eficacia. 


Un testimonio que ilustra estos desafíos es el de Natalia, una paciente con cáncer de mama. "Soy Natalia, tengo 46 años. Me diagnosticaron cáncer de mama hace un año. Intenté dejar de fumar en varias oportunidades desde que estoy en tratamiento: durante la hormonoterapia, la quimio y la cirugía. Primero por voluntad propia y luego por consejo médico. Pero sola no pude. Lo único que pude lograr es bajar la cantidad de cigarrillos que fumaba. Dejar totalmente sin ayuda es muy difícil."


Hoy, Natalia está en un Programa de Cesación Tabáquica y lleva días sin fumar. "Estoy muy contenta. Aunque todavía tengo deseo por momentos, no es algo que por ahora no pueda manejar. No depender de algo como el cigarrillo es super importante. Te da libertad y salud, entre otras cosas." Su experiencia subraya la importancia del apoyo profesional y de los programas de cesación tabáquica para lograr dejar de fumar, especialmente en pacientes oncológicos.


Además, tenemos el caso de Brenda, de 45 años, quien dejó de fumar unos días antes de su primera quimioterapia. “El miércoles tuve el diagnóstico y protocolo de tratamiento, el sábado fue mi cumpleaños 45, y dije 'arranco el lunes' y el lunes, inicié la semana sin fumar, y a la semana tuve la primera quimio. Si bien, ya no me gustaba fumar, la ansiedad se me iba de las manos cuando intentaba dejar. La doctora lo recomendó y yo le pedí ayuda para la parte del proceso en la que fallé al intentarlo previamente. Seguí inicialmente el protocolo de Bupropion que indicó la doctora, pero lo dejé porque necesitaba manejar el auto. Hace un año que dejé de fumar. A veces me siento orgullosa de mi logro. Otras, lo menosprecio y no lo pongo en magnitud en cuanto a lo reciente que es el respirar sin humo. Ahora intento no reemplazar un mal hábito con 'algo', dejar de hacer dos cosas a la vez o elegir lugares en los que se pueda fumar, o volver a casa para fumar antes de irme a dormir.”


Por esto, es crucial ofrecer programas de cesación tabáquica a todos los pacientes fumadores para mejorar sus resultados de salud. Aunque no existe un ajuste específico en el tratamiento para los pacientes que siguen fumando, es vital proporcionar apoyo adaptado a cada situación.



Los pacientes que fuman o dejaron de fumar previo  al momento del diagnóstico tienen una menor tasa de supervivencia en comparación con los que dejaron de fumar o nunca fumaron. Fumar durante el tratamiento aumenta la tasa de complicaciones, tales como infecciones respiratorias y enfermedades cardiovasculares, que pueden interrumpir el tratamiento y reducir su eficacia.


La adicción al tabaco y su impacto en el tratamiento del cáncer es un desafío complejo que requiere un enfoque integral, considerando tanto los aspectos físicos como emocionales del paciente. Ofrecer apoyo psicológico y programas de cesación tabáquica es esencial para mejorar la calidad de vida y los resultados de salud de los pacientes oncológicos.


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