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Pensé que mi vida se terminaba hace seis años

  • Foto del escritor: LALCEC Argentina
    LALCEC Argentina
  • hace 2 días
  • 3 Min. de lectura

Roberto tiene 71 años, es jubilado y fotógrafo. Hace seis años le diagnosticaron cáncer de pulmón. En esta entrevista comparte cómo fue su camino para dejar el cigarrillo y cómo vive hoy.

Su historia forma parte de nuestra campaña Pulmones ATR, que busca visibilizar las voces de quienes dejaron de fumar, para inspirar y acompañar a quienes están atravesando una situación similar.


¿Cómo fue recibir el diagnóstico de cáncer de pulmón?
Cuando recibí el diagnóstico hace seis años, en un primer momento, escuchar la palabra "cáncer" —en mi caso, un cáncer de pulmón bastante avanzado— me remitió a la muerte. La primera idea que tuve fue que mi vida había llegado hasta ahí.


Después los médicos me explicaron que no era tan así. Que ahora existen muchas terapias nuevas y que el cáncer ha pasado de ser una sentencia de muerte a una enfermedad crónica —cada vez más— si se lo detecta a tiempo. En mi caso, no se detectó tan temprano, pero tuve la fortuna de poder recibir un tratamiento innovador como la inmunoterapia. Gracias a eso —gracias a los médicos y al tratamiento— lograron que la enfermedad remitiera. 


Obviamente, me quedó un compromiso pulmonar importante, porque donde hay un tumor grande eso después se convierte en tejido cicatrizal, y el pulmón no vuelve a recuperar la capacidad que tenía antes de desarrollar la enfermedad.



¿Pensaste en el cigarrillo en ese momento? ¿Cuándo empezaste a fumar?

Yo empecé a fumar a los 15 años. Crecí en un mundo bombardeado por la publicidad, donde si uno fumaba era considerado un “piola bárbaro”. Todos los galanes del cine y la televisión fumaban; las revistas estaban llenas de propagandas de cigarrillo. El cigarrillo no solo estaba asociado al placer, sino también al glamour. Y todo el mundo fumaba.


Los profesores daban clases fumando dentro del aula, se fumaba en los colectivos, en los aviones. Recuerdo estar en consultorios médicos donde el cenicero en el escritorio estaba lleno de colillas. La vida en los 60 era así. Yo empecé a fumar en esa época.



¿Cuándo empezaste a notar el daño que te hacía fumar?

Con el tiempo, empezó a haber más conciencia del daño. Y también lo empecé a sentir en mi cuerpo. No a los veinte años, cuando uno todavía es joven y tiene muchos recursos, pero sí más adelante. A partir de los treinta, tras quince años de fumar, empecé a notar que, por ejemplo, cuando jugaba un partido de fútbol, rendía menos que mis compañeros que no fumaban.



¿Cómo fue el proceso de dejar de fumar? 

Sí. Dejé varias veces. Dejaba y volvía a empezar. Y, más o menos un par de años antes de mi diagnóstico, lo dejé definitivamente. O sea, cuando recibí el diagnóstico ya había dejado de fumar, pero en algún punto fue un poco tarde, porque había fumado durante 50 años y el daño ya estaba.



¿Cómo es tu vida hoy?

Hoy vivo con un enfisema que me dificulta, por ejemplo, subir una escalera. Pero eso no quiere decir que no haga nada al respecto. Hago ejercicio, entreno tres veces por semana y trabajo para mejorar mi capacidad aeróbica. De alguna manera, trato de honrar esta segunda oportunidad que me dio la vida, porque yo pensé que mi vida se terminaba hace seis años.


Y acá estoy. Hace diez días volví de un viaje. Estoy feliz con mi pareja, disfruto de la relación con mi hija y mis amigos. No es que tengo una mala vida. 



Si pudieras cambiar algo de tu vida, ¿qué sería?

Fumar. Eso es lo que cambiaría si pudiera volver el tiempo atrás. Si tuviera la oportunidad de empezar de nuevo, lo que haría distinto es no fumar.


Si a mí me dieran a elegir una sola cosa para cambiar, cambiaría eso. Porque no valía la pena lo que me estoy perdiendo ahora o lo que estoy padeciendo cada vez que tengo que hacer un esfuerzo físico o cargar algo. Todo eso me lo podría haber ahorrado.



¿Qué le dirías a los jóvenes que están empezando a fumar o creen que no es tan grave?

Hay un dicho que dice: la experiencia es un peine que te dan cuando ya te quedaste pelado. Entonces, a los jóvenes que todavía tienen pelo, yo les voy a dar este peine y les digo: Muchachos no vale la pena, si pueden evitarlo evitenlo.



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