“Es una enfermedad que se lleva muchísimo mejor estando acompañada”
- LALCEC Argentina

- hace 2 días
- 4 Min. de lectura

Charlamos con Mariel, diagnosticada con cáncer de mama, quien nos cuenta su experiencia atravesando la enfermedad y la importancia del acompañamiento y los espacios de contención de LALCEC.
El 27 de junio del 2024 me diagnosticaron cáncer de mama luminal B. Al principio fue un sopapo, un golpe difícil de digerir. Con el tiempo ese tsunami de emociones fue bajando un poco y me entregué a un equipo hermoso de gente que me acompañó en todo momento, que me ayudó y que me informó. Me interioricé mucho sobre mi diagnóstico y sobre lo que estaba atravesando y encontré uno de los pilares más importantes, aparte de la médica, en el acompañamiento emocional y el acompañamiento físico.
Afortunadamente tengo una red, una tribu -como me gusta decirle a mí- de personas, tanto mi familia como amigos, que me acompañaron en lo personal.
Es una enfermedad muy cruda, el tratamiento también lo es, pero también es muy aleccionador, y ese soporte hermoso lo encontré en LALCEC y en todas las personas amorosas que dedican tiempo y compromiso para poder recibir a las personas que, como yo, atravesamos diferentes momentos del diagnóstico. Siempre estoy muy agradecida a LALCEC.
¿Qué fue lo aleccionador de la enfermedad?
Yo creo que es una enfermedad de la que uno no sale igual. Es un proceso de mucha transformación, no sólo por los cambios físicos y emocionales, sino porque uno tiene la posibilidad de poder detenerse a pensar cómo cambia el cuerpo, las emociones y el entorno en relación a lo que estamos atravesando.
La transformación sucede y uno puede entender que, más allá de las dificultades, hay un camino para poder transitarlo con tranquilidad, con información, con una red que nos acompañe y que nos diga “es por acá”.
También es importante conocer cómo nos nutrimos, no sólo a través de lo que comemos, sino también de los vínculos que construimos con otras personas. Esa dimensión es profundamente transformadora y, muchas veces, la que más enseña en todo el proceso que rodea al diagnóstico y al tratamiento.

¿Qué le dirías a otra mujer recién diagnosticada?
Primero, que confíe. Es muy importante poder confiar en los profesionales que nos atienden. Me parece que eso es fundamental, porque confiar en ellos es después poder decir: “Acepto ese acompañamiento porque confío en lo que me dicen, porque confío en que me están guiando de la mejor manera, lo que me va a permitir atravesar mejor el tratamiento”.
Otro pilar muy importante es la tribu. Es hermoso poder decir “no estoy sola”, aceptar ayuda. En el mejor de los casos tenemos ese apoyo dentro del entorno familiar o de las amistades, y si eso no existe, es importante rodearse de espacios como LALCEC, que realmente son de apoyo y acompañamiento, porque me parece que es una enfermedad que se lleva mucho mejor acompañada.

¿Cuál fue el momento más difícil del tratamiento?
Estuve internada tres veces con una neutropenia severa. El proceso de la internación fue duro. En un estado muy débil, tuve que atravesar transfusiones y exponerme a virus intrahospitalarios de todo tipo. Además, en un principio uno piensa “voy a perder el pelo, voy a sentirme débil”, pero después a medida que el tratamiento avanza, perder el pelo y la debilidad es algo que pasa a segundo plano. Realmente hay que estar fuerte psicológicamente para poder atravesar todas las cosas que van sucediendo a lo largo del tratamiento y que son bastante más fuertes que perder el pelo.
¿Quién sos vos en este momento?
Soy mamá de dos soles hermosos, Mateo y Manuel. Ellos fueron sin duda, lo son y serán siempre mi motor, mi sostén. Soy parte de una tribu sabia, maravillosa y mágica de familia, amigas y amigos que son como mi familia y estuvieron conmigo en todo momento. Dejaron de lado sus rutinas y sus hijos, para poder acompañarme, para llevarme y traerme a las quimios, y darme una mano en los momentos en donde sentí que ya no podía más. Les agradezco un montón.
¿Cómo estás ahora? ¿En qué etapa estás?
Estoy en una etapa maravillosa. Me hicieron la mastectomía en enero pasado y tuve que llevar adelante 13 quimios más, de las cuales me quedan 3. Últimas 3 quimios y toco la campana. Después vendrán los controles que siguen después de un tratamiento tan duro. Pero estoy muy feliz por todo el camino recorrido, porque si bien fue un sopapo, creo que me ha enseñado muchas cosas, a pararme en un lugar en la vida con mucha más madurez y de poder hacer foco en las cosas que realmente importan. Así que estoy en un momento muy pleno, me siento muy bien.

¿Por qué son tan importantes los espacios de acompañamiento?
Los espacios de acompañamiento son fundamentales para este tipo de diagnósticos porque son un oasis en la vida de muchas personas que están solas. A lo mejor tienen una familia y tienen amigos pero ese entorno no les favorece para poder atravesar un tratamiento de una manera armónica, de una manera sana para ellos y para ellas. Contar con espacios como los de LALCEC es fundamental para poder decir “acá me van a entender, me van a escuchar, me van a informar y además voy a poder llorar, voy a poder expresarme, decir lo que siento, cómo me siento, cómo estoy atravesando esto”. Porque hay días que son muy crudos, que son muy difíciles y a veces sentimos que ya no damos más. Estos espacios son un pilar fundamental. La red de contención es todo en esos momentos.



The support—from family, friends, and spaces like those offered by LALCEC—makes an enormous difference for those who Crazy Cattle 3D walk this path, not only physically, but also emotionally and in how they live each day.